Las tres especies invasoras que más daño están haciendo al regadío andaluz y sobre las que se focaliza este proyecto son el mejillón cebra, la almeja asiática, y los briozoos.
En la actualidad, y como se aprecia en el mapa debajo de estas líneas, el mejillón cebra se encuentra presente en la cuenca mediterránea andaluza, Guadalete-Barbate, y el Guadalquivir, también afectada por los briozoos y la almeja asiática. Esta última se encuentra también en el Tinto-Odiel-Piedras.
Mejillón cebra
Se trata de una especie originaria de los mares Negro y Caspio, que se caracteriza por su tolerancia a las variaciones de salinidad y temperatura y puede llegar a resistir varios días fuera del agua, con una capacidad de reproducción de un millón de descendientes en un año. En 2001, se encontró en el tramo bajo del río Ebro, produciéndose a partir de ahí un incremento sistemático de su área de presencia. Ocho años más tarde, en 2009, se detectó por primera vez en Andalucía, en el embalse de los Bermejales (Granada), estando ya presente en las cuencas del Guadalquivir, Mediterránea y Guadalete-Barbate. Recientemente el mejillón cebra se ha detectado en el embalse del Guadalcacin II, en la cuenca del Guadalete, en Cádiz, y ha colonizado también un embalse ubicado en la parte alta del Guadalquivir, como es La Fernandina, en Jaén.
Almeja asiática
El mejillón cebra, como la almeja asiática, figura en la lista de las 20 especies invasoras más dañinas presentes en España. Esta última es nativa del Sur y Este de Asia y también presenta una alta tasa de fecundidad. Fue encontrada por primera en España en 1989, en Pontevedra, en aguas del Miño. En Andalucía se detectó por primera vez en 1998. Actualmente se encuentra diseminada en las cuencas del Guadalquivir, Tinto-Odiel-Piedras así como en la demarcación del Guadiana.
Briozoos
Finalmente, los briozoos, son organismos coloniales y sésiles, cuyos individuos miden menos de 0,5 mm de longitud. Abundan en lugares oscuros, donde el agua fluye continuamente y les aporta un suministro ilimitado de alimento en partículas. Casi cualquier material sólido, biológicamente inactivo, puede ser un soporte adecuado para el desarrollo de una colonia. El mayor problema para su eliminación es que generan unas estructuras de resistencia a las que no afectan las condiciones más adversas y a partir de las cuales producen un nuevo individuo, origen de una nueva colonia. Se detectaron en el Guadalquivir en 2006.